Hoy nos han dicho que hay cosas que, a apretarlas, se quedan como están. Son duras, como las piedras. Otras, en cambio, se aplastan, porque son blandas, como el algodón. Y otras que al principio son blandas, como la arcilla, al dejarlas al aire se endurecen.
Después pudimos comprobar, con nuestras manos, lo que está duro y blando... ¡y hasta degustarlo, con bizcocho y galletas que trajeron!
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