Nos han contado que, al
principio, los hombres en la prehistoria creían que el fuego era cosa de los
dioses, que hacían que saliera de los volcanes o que lo provocaran los rayos.
Quizá fue al afilar alguna herramienta cuando se originaron las chispas que dieron lugar al primer fuego.
Como les resultaba difícil encenderlo, nombraban un guardián del fuego que evitaba que se apagara.
Lo que sí sabemos es que el descubrimiento del fuego cambió la vida de los hombres de la prehistoria: les dio la posibilidad de cocinar y conservar los alimentos y la luz, les ayudó a ver las cavernas por dentro.
A la luz de las llamas, posiblemente, empezaron a hacer las primeras pinturas rupestres.
Sobre el fuego también sabemos que lo hacían de dos maneras: frotando dos palos o golpeando dos piedras.
En resumen, utilizaban el fuego para calentarse, cocinar, dar luz y calor, reunirse alrededor de él, ahuyentar a los animales.
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