“Imaginad que no existían tiendas ni máquinas de coser”,... Así hemos comenzado explicando cómo, hace millones de años, nuestros antepasados tiraban de pieles de animales y pelajes para cubrirse del frío. Con aguja de hueso y hilos hechos de tendones, cosían a mano cada pieza, asegurándose de que el abrigo de ciervo o la capa de mamut les protegiera del viento y la lluvia 🌧️❄️.
Nos han explicado que, cuando la tribu emprendía la caza, usaban aquellas mismas pieles como camuflaje, mezclándose con el entorno rocoso y boscoso para acercarse a su presa sin ser vistos. Más tarde, en el Neolítico, según nos contaron, la técnica avanzó: aprendieron a curtir las pieles para que fueran más suaves y resistentes. Aquel nuevo proceso daba lugar a que la ropa fuera más cómoda. Incluso tejían fibras vegetales para crear cinturones o sencillos sombreros de hoja.
Uno de nuestros expertos apuntó que, en ocasiones, se tallaban piedras de colores —rojas, verdes, negras— en forma de amuletos; otros mencionaron los dientes de ciervo y las semillas pintadas de la época.
Por último, como colofón de la mañana, hemos coloreado un bonito dibujo de hombres y mujeres prehistóricos que nos ha regalado uno de nuestros expertos... Pero antes... ¡¡¡por unos minutos, nos hemos convertido del todo en hombres y mujeres de la prehistoria!!!... ¿queréis ver cómo? Una pista... no hemos necesitado una máquina del tiempo...
¡Enhorabuena a nuestros expertos! Su curiosidad y sus explicaciones nos acercan cada día más a aquellos antepasados.
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