miércoles, 28 de abril de 2021

TIC - TOC- TIC -TOC

Terminamos la semana pasada con una adivinanza que resolver:

Tiene agujas y no cose,

no se mueve, pero anda,

si le das cuerda funciona

y el paso del tiempo señala.


No nos ha resultado fácil... Y hemos tenido que poner la mirada muy muy muy arriba para descubrir qué nos iban a presentar esta semana.

No ha sido, ni más ni menos, que un reloj... Pero no un despertador, o uno de los que miden los pasos que llevamos en la muñeca. 

Este es un reloj muy especial... Primero, porque vive, desde hace un montón de años en la Catedral de Burgos, segundo porque deja boquiabierto a todo el que le ve, y tercero porque tiene una bonita leyenda detrás que, como no, nos han contado nuestros expertos.

Nuestro par de expertos de la semana, nos ha dicho que el Papamoscas, vive en la nave central de la Catedral, ni más ni menos que a 15 metros.

Con una mano está sujetando un papel, que tiene escritas las notas musicales y la campana que toca cada hora.

La mejor para ir a verle es las doce de mediodía....porque a esa hora toca doce veces la campana y abre doce veces la boca.


También nos han contado que le pusieron ese nombre, ya que hay un pájaro que se llama así y que mantiene la boca abierta, esperando que las moscas entren en ella.

La leyenda nos ha tenido en vilo hasta el final. Os la vamos a contar:

Cuenta la leyenda que la Catedral de Burgos recibía todos los días la visita de un rey que iba a rezar.

Un día, al levantar su mirada, vio a una hermosa dama que se había arrodillado. De vez en cuando el joven la miraba. Se enamoró de ella y durante muchos días la siguió hasta su casa sin ser capaz de hablar con ella.  Cuando la hermosa mujer pasó a su lado dejó caer disimuladamente su pañuelo a los pies del rey, que lo recogió y, en lugar de devolverlo, se lo guardó. Con una sonrisa, el rey dio a la joven un pañuelo suyo. La muchacha esperó que él le dijera algo pero éste bajó la mirada y no supo pronunciar palabra alguna. Cerrando sus ojos llorosos, la muchacha se dio la vuelta y se dispuso a salir. Pero antes de hacerlo, dio un grito que se oyó por toda la Catedral.

Al día siguiente, el rey regresó a la catedral para orar. Pero la bella muchacha ya no regresó a la catedral.  Un día el rey decidió ir a la casa donde la había visto entrar muchas veces. Con gran sorpresa, vio que el edificio medio abandonado, con todo viejo y roto. 


Muy triste, el rey regresó al castillo y durante días no salió de él. Preocupados sus médicos, ordenaron al rey que saliera a pasear todos los días por los alrededores de Burgos. Al atardecer se perdió y fue incapaz de recordar el camino y se le hizo de noche. De pronto, unos lobos, aparecieron ante él con intención de comérselo. Entonces apareció la figura de la muchacha de la Catedral de Burgos ante él. Esa joven que tanto amaba y recordaba con su grito, le salvó de ser comido por los lobos.

Cuando se hizo de día, él regresó a Burgos. Como quería inmortalizar su amor,  mandó a un artesano que creara una figura para colocarla encima de un reloj veneciano en el interior de la Catedral de Burgos. Además  pidió al artesano que la figura emitiera un sonido al toque de las horas.

Pero el artesano no era excesivamente hábil y no supo reproducir la belleza de la joven. Creó una figura muy grotesca que emitía un grito muy fuerte. Le llamaron papamoscas porque abría y cerraba la boca cada vez que daba las horas. 

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