En nuestras clases, llevamos días sumergidos en un viaje muy especial: el viaje de nuestras vidas. Poco a poco, cada uno de nuestros alumnos ha ido trayendo su caja de vida, cargada de objetos que cuentan quiénes son, de dónde vienen y qué les hace únicos.
Los compañeros escuchaban con expectación, comentando y reaccionando ante cada objeto:
- "¡Mi biberón era igual, pero tenía dibujos de coches!"
- "Yo también tengo un peluche con una oreja rota porque lo llevaba a todas partes."
- "¡Qué bonito tu chupete! El mío era azul con estrellas."
Las clases se ha llenado de risas, suspiros de ternura y un profundo respeto por las historias de cada uno. Lo más hermoso ha sido cómo cada exposición ha permitido a los niños expresarse con total libertad, usando no solo palabras, sino también gestos y miradas que hablaban de sus emociones.
Gracias a las familias por participar con tanto cariño en este proyecto. Vuestro esfuerzo al preparar las cajas, al contarles a vuestros hijos las historias de esos objetos, es un regalo que ha hecho que esta actividad cobre vida. Las cajas no solo han traído recuerdos; también nos han acercado más como grupo.
Estas cajas de vida no se cierran al terminar la actividad. Al contrario, siguen abiertas, porque en ellas no solo hay objetos, sino toda una historia que se sigue escribiendo día a día. Con ellas, estamos aprendiendo que crecer es mucho más bonito cuando nuestro camino de vida con los demás.
Estamos deseando seguir descubriendo más cajas y más historias, porque cada una nos enseña algo nuevo y nos recuerda lo especiales que somos.
Seguiremos compartiendo más momentos y fotografías de este maravilloso proyecto en las próximas publicaciones. ¡Gracias por acompañarnos en esta aventura!